Un Sol para cada día

Cuando llega el día soleado después de una larga tormenta, uno se estimula y ni siquiera valora los desastres dejados por la tormenta, ha salido él sol y con él una nueva esperanza.

Me suele gustar o me gusta mucho un salmo del Rey David que fue creado creo yo, basándose en su experiencia como pastor de ovejas, en las diferentes vicisitudes acumuladas en su vida y que cito así:

Salmos 23:4-6

4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,

No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;

Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;

Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,

Y en la casa de Jehová moraré por largos días.

A lo largo de su vida él salmista recurrió a versos, cánticos, recreando importantes momentos que recapituló casi a diario, por su devoción a Dios.

Todos de alguna medida pasamos por pruebas en la vida, en ocasiones encarnadas en mala gente, otras por enfermedades y así seguiría mencionando lo que turba de noche y se sana de día.

Que cada día salga un sol que nos haga brillar en esperanza y que cuando nos encuentre la tormenta estemos dispuestos a pasar por ella esperanzados de un buen día soleado.

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