2ª Timoteo 1:7

7 Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

¿Qué más podíamos pedir? Un Dios que nos da espíritu de poder, amor y dominio propio. Cuando una persona llega a entender que existe Dios y que existen unas reglas con él, llega la llamada de aceptación de sus principios, estos existen en su palabra y conforma una sólida constancia en su pueblo; los hijos de Dios, la Iglesia.

Dios quiere a sus hijos con un espíritu de poder y no de cobardía, un espíritu de amor y no de odio, un espíritu de dominio propio y no de sumisión.

Actualmente la iglesia en muchos lugares del mundo está siendo perseguida como lo fueron los primeros cristianos, no es una invención de aburridos cristianos de occidente, existe una persecución por la fe en Cristo, por creer en Dios, por no ser sumisos y llenos de poder y amor.

Dicen muchos de esos cristianos que padecen persecución fuera de Occidente, ¡lo que padecemos hoy aquí con dolor, puede ser mañana vuestra peor pesadilla en Occidente!

La pérdida de valores, la pérdida de fe en muchos cristianos están creando brechas que abren abismos que nos traerán incómodos frutos de mal, desde aquí mi oración por aquellos hermanos perseguidos por la fe en Cristo y los valores de Occidente, la libertad del hombre.